En la cumbre de Eslovenia
Ya el primer día conquistaron la cumbre. Para la subida final, utilizaron equipo de seguridad adicional: cuerdas, cascos y otros accesorios, que les permitieron superar con seguridad secciones expuestas y desafiantes de la ruta. Tras alcanzar la cumbre, descendieron a Kredarica, donde pasaron la noche. El refugio de montaña, lleno de entusiastas montañeros y alpinistas que se preparaban para la escalada o compartían sus experiencias, era un ambiente relajado y animado. Se unieron a un grupo variopinto: jugaron a las cartas, contaron historias y charlaron hasta bien entrada la noche.

En la cumbre del Triglav, rodeada de magníficas vistas de los paisajes eslovenos, Janja sintió una profunda conexión con la montaña. Parecía como si el Triglav, símbolo de la perseverancia y el espíritu eslovenos, se hubiera convertido en parte de su propio camino.
«Me sentí orgullosa: ahora soy una verdadera eslovena. Siempre he respetado las montañas y el montañismo, pero cuando estás allí, te das cuenta de lo pequeño e insignificante que eres» Janja Garnbret
Janja Garnbret
Este momento fue aún más especial por la presencia de Tomo. Su tranquilidad y fiabilidad fueron un apoyo y una fortaleza silenciosa para Janja: un recordatorio de lo valioso que es tener a alguien a tu lado que no solo conoce el camino, sino que también lo entiende. Gracias a él, la subida al Triglav fue más que un mero logro físico: se convirtió en un logro profundamente personal.

Del Triglav a París
En los Juegos Olímpicos de París, Janja volvió a ganar el oro. Es difícil pasar por alto lo importante que fue su ascenso al Triglav como parte del viaje. Después de todo, aquello no fue solo un desafío físico: fue un viaje de autorreflexión, obstáculos superados y un paso simbólico que abrió el camino hacia una nueva cumbre. El legendario Tomo Česen estuvo a su lado, y en la cumbre del Triglav, Janja descubrió algo más que solo la vista: un nuevo nivel de perseverancia y concentración que la elevó aún más alto. Esta vez, no por encima de las nubes, sino en el escalón del podio más alto del escenario olímpico de París.
Seguridad en la montaña