La fuerza de las ciudades eslovenas es que nos llenan de un sentido de humanidad y libertad. En definitiva, podemos medirlos en pasos. Literalmente. Nos sentimos bien en todas partes, porque no nos atacan multitud de impulsos como en las grandes ciudades, sino que navegamos con nuestros favoritos. A nuestra manera.
Las ciudades eslovenas son como una exposición de épocas históricas y arquitectónicas. El mayor arquitecto esloveno y gigante del modernismo europeo, Jože Plečnik, abogó por ciudades a medida de las personas, donde la biblioteca, la universidad, el mercado, el parque y el estadio estén «a poca distancia andando». Los centros de las ciudades eslovenas son como salas de estar grandes y seguras. La Liubliana de Jože Plečnik, que junto con obras seleccionadas está inscrita en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, es hoy una de las obras de arte arquitectónico integradas más grandes de Europa del siglo XX.
A pesar de la arquitectura y el arte de calibre mundial, aquí no somos turistas que simplemente marcan los lugares de interés en la lista de «visitas obligadas» de varias guías turísticas. Somos visitantes curiosos que nos mezclamos con los lugareños mientras paseamos por las calles y plazas de la ciudad, y podemos caminar libremente entre los lugares de interés. No hacemos largas colas para «encontrarnos con ellos». Tenemos suficiente tiempo y oportunidades para una experiencia auténtica y un contacto genuino. El arte, la arquitectura y los creadores se pueden experimentar de forma muy personal. Desde la primera fila, de cerca, cara a cara.
Cuando queremos compañía, miramos el calendario de eventos y seguimos la inspiración. La capital Liubliana, la ciudad de la vid más antigua del mundo, Maribor, la Capital Europea de la Cultura 2025, Nova Gorica, ciudades con pintorescos centros históricos – todas estas son ciudades donde podemos relajarnos. Los animados festivales (¡algunos de los cuales son conocidos en toda Europa y únicos incluso a escala mundial!), una red de vibrantes galerías y tesoros de museo, y salas y escenarios de conciertos inusuales ... en Eslovenia, puedes asistir a una excelente actuación de arte o concierto durante un paseo nocturno por las plazas de la ciudad. Las ciudades eslovenas rebosan creatividad urbana, aquí el arte callejero se combina con esculturas maestras y las instalaciones de iluminación de guerrilla acompañan a las farolas diseñadas por el propio Plečnik.
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La fuerza (y el encanto) de Eslovenia es que podemos combinar cada día tres experiencias completamente diferentes. Por la mañana desayunamos y tomamos un café en medio del ajetreo urbano, al mediodía subimos a un monte con vistas a los Alpes, el mar o ambos al mismo tiempo, por la tarde volvemos a la ciudad para un festival, concierto o representación teatral.
¡Reunamos los opuestos en un solo día! Si combinamos escenas urbanas, soledad en la naturaleza y una experiencia cultural y artística, tenemos un trío dinámico que nunca olvidaremos. En Eslovenia es cierto que las cosas que a primera vista son incompatibles, están increíblemente bien conectadas. Y eso es exactamente lo que necesitamos para romper con nuestra rutina y desconectar(nos). En las ciudades eslovenas siempre tenemos un pie en el centro urbano y el otro en la naturaleza. El maillot ciclista, los pantalones vaqueros y los vestidos de fiesta, calcetines y ropa de estar por casa se pueden cambiar varias veces al día. Es precisamente con esto con lo que más nutrimos el cuerpo, el alma y la mente.
¿CUÁL SERÁ TU TRIÁNGULO DE LA FELICIDAD?,
Cada región, casi cada ciudad, tiene su plato característico. En los bistrós, restaurantes y tabernas de las ciudades se pueden degustar platos que combinan las tradiciones de nuestros antepasados y la creatividad de las tendencias culinarias modernas. Los productos locales frescos del día se pueden probar y comprar en los mercados de las ciudades, delicias recién horneadas en las panaderías boutique y la leche de las granjas de los alrededores en las máquinas expendedoras de leche, que son una atracción única. Las calles y plazas de las ciudades se transforman a menudo en restaurantes al aire libre – los viernes de Cocina abierta ya son un culto en Liubliana, y otras ciudades también animan el ambiente con eventos similares con comida y bebida.
Cuando necesitamos descansar, siempre tenemos un lugar donde sentarnos, cuando tenemos sed, podemos servirnos agua de las fuentes. Cuando nos apetece paz y tranquilidad, siempre están a sólo unos pasos de distancia. Los senderos y carriles bici nos llevan hacia asentamientos con edificios con zonas deportivas y parques infantiles y, más adelante, hacia parques, bosques (primitivos) y montañas.
Ah, parques. Nos gusta decir que las ciudades eslovenas son verdes. Y realmente lo son, en todos los sentidos. En Liubliana, el parque municipal Tívoli con su estanque y muchos rincones para poder sentarse se encuentra con Rožnik y el monte Šišenski hrib (juntos forman un parque paisajístico), en el centro de la ciudad, un rápido paseo hasta la colina del castillo te sorprenderá con las vistas más bonitas. No muy lejos se encuentran Golovec y Šmarna Gora con sus senderos de paseo. Otras ciudades también están estrechamente relacionadas con sus parques y bosques. Maribor a los pies del verde Pohorje, Novo mesto con verdes arboledas junto a las curvas del río Krka, Nova Gorica con campos deportivos y el parque Rafut ...
Los ríos y las ciudades de Eslovenia fluyen juntos. El río Ljubljanica, el río de los siete nombres, serpentea por Liubliana y bajo sus puentes. El ancho río Drava le da carácter al Lent de Maribor y luego visita Ptuj, la ciudad eslovena más antigua. En lo profundo del desfiladero debajo del antiguo centro de Kranj, murmura el río Kokra. El río Savinja observa la tormentosa historia de Celje, mientras que al lado del río Sava han crecido majestuosos castillos y ciudades más pequeñas, pero no menos ricas culturalmente.
Las ciudades eslovenas también son sostenibles y sus prácticas suelen servir de ejemplo para otras ciudades europeas. El transporte público urbano organizado, las zonas peatonales y los carriles bici te invitan a explorar las ciudades lentamente, a tu propio ritmo, lejos del ruido del tráfico. Muchas ciudades siguen los principios sostenibles y son miembros orgullosos de la familia Slovenia Green.
Una vez que descubras los tres fundamentos de una vida feliz, las posibilidades de explorar ciudades y pueblos son realmente infinitas. Las distancias entre las ciudades eslovenas son cortas y se puede viajar entre ellas en tren o autobús. ¡Descubre lo que la cultura y el arte eslovenos tienen para ofrecer!
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